miércoles, 30 de julio de 2014

ROTACISMO: CONCEPTO Y ETIOLOGÍA


Lorenzo (1975:119) nos explica el origen del rotacismo como “la alteración que sufrió la s en el paso del latín a las lenguas románicas e indoeuropeas.” 

Es bastante frecuente que los niños que empiezan a hablar tengan problemas para pronunciar el fonema /r/. Este trastorno articulatorio es denominado como rotacismo, nombre que se le da a la dislalia funcional del fonema /r/.  

A través de la realización de varios estudios Sarbo y Gwinnen, citados en Perelló (1981), se muestra el rotacismo como una de las dislalias más frecuentes, afirmando según sus resultados que aproximadamente un 30% de las dislalias son de rotacismo. 

Como explica Perelló (1981:264), “a causa de su delicado mecanismo de articulación, el fonema /r/ es el sonido más difícil de pronunciar en el lenguaje humano.” Por ello un defecto en su articulación es muy frecuente.  

Vázquez (2004) afirma que la evolución del lenguaje hablado está estrechamente ligado a una serie de factores destacando entre otros: el desarrollo psicoafectivo, la maduración e integridad neurológica, la existencia normal de los órganos de audición, articulación, fonación, y respiración, así como su correcta utilización, además de la estimulación familiar, ambiental y la influencia del aprendizaje escolar. 

Pascual (1978) también expone una serie de motivos que pueden ser los causantes de este defecto, como por ejemplo: la escasa habilidad motora, la persistencia de esquemas articulatorios infantiles, las dificultades en la percepción del espacio y el tiempo, la falta de comprensión o discriminación auditiva, la deficiencia intelectual y los factores psicológicos, ambientales o hereditarios. 

Por otro lado, basándonos en las clasificaciones de Céspedes (2011)  y Pascual (1995) exponemos a continuación algunos de los factores etiológicos causantes del rotacismo con mayor frecuencia y divididos en tres apartados: Causas funcionales, causas psicológicas y causas ambientales.   

Causas funcionales:  
o  Escasa habilidad motora: Torpeza en los movimientos de los órganos del aparato fonador, y una falta de coordinación motriz general.  
o Falta de comprensión y discriminación auditiva: Incapacidad de diferenciar unos sonidos de otros. Investigaciones llevadas a cabo por Arnold, Poikine, Poray y Korschitz, citados en Pascual (2005), encuentran la dislalia en sujetos con pobre musicalidad, lo que prueba su relación con la educación del oído.  
o  Falta de control de la función respiratoria: Las dificultades, malos hábitos o falta de control de esta función pueden alterar el habla.  
o Tensión muscular: Tensión muscular que transmite rigidez a los órganos oro-faciales, impidiendo una pronunciación ágil y fluida.  

Causas psicológicas:  
Problemas afectivos como por ejemplo, falta de cariño, superprotección, celos, inadaptación familiar, rechazo, etc. Toda perturbación psicoafectiva de la primera infancia retarda y perturba el desarrollo del lenguaje.   

Causas ambientales:  
El ambiente es un factor de gran importancia para el niño. Ejemplos de este tipo de causas son: Carencia de ambiente familiar, privación sociocultural, tensión y desequilibrio familiar, nivel cultural del entorno, etc. 

Antes de comenzar con un tratamiento es importante conocer la causa del rotacismo para saber qué camino seguir, por ello, ante la evidencia de una mala pronunciación, es necesario visitar al especialista para que sea este quien realice el diagnóstico.   

Según Perelló (1981), durante el desarrollo del habla se presenta en los niños una dislalia fisiólogica, que va desapareciendo generalmente antes de llegar a la edad escolar; su persistencia a partir de los cuatro años debe considerarse patológica e incita a la sospecha de un déficit de inteligencia, de audición o de coordinación motora.  

En la mayoría de los casos este defecto articulatorio suele ser pasajero y se corrige a medida que el niño va practicando el habla y afinando la audición. Es muy importante que los niños pronuncien adecuadamente todos los fonemas cuando alcanzan los 5 años de edad ya que este es el momento en el que empiezan a aprender a leer. Para reconocer esta letra en la lectura necesitan conocer su pronunciación, de lo contrario la lectura será incomprensible.  

Por lo tanto, en caso de que el rotacismo haya pasado esta edad se recomienda consultar a un logopeda para que lo examine, puesto que es el profesional capacitado para reeducar los procesos de articulación del habla.  
Primero determinará el origen del problema mediante un diagnóstico y llevará a cabo una terapia trabajando los músculos de la cara, de la lengua y la respiración, para conseguir que el niño pronuncie adecuadamente. La duración del tratamiento depende de cada niño y del grado de dificultad que presente, pero puede durar semanas, meses e incluso años.  
 No obstante, para acelerar y solventar este problema de un modo veloz, hay numerosos ejercicios que se pueden practicar de manera grupal o individual con ayuda del profesorado o en el ámbito familiar.  

En esta etapa juega un papel importantísimo el comportamiento de los padres, quienes con su comprensión, ayuda y tolerancia afectiva, permitirán al niño tomar progresivamente conciencia de sus errores y, consiguientemente, corregir y superar las deficiencias de articulación de su lenguaje 

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