miércoles, 30 de julio de 2014

EL JUEGO EN EL DESARROLLO LINGÜÍSTICO


Numerosos estudios realizados desde distintas perspectivas epistemológicas, destacando a Piaget, Vygotski, Freud y Winnicott, citados en Garaigordobil (2005:17), permiten considerar que “el juego es una pieza clave en el desarrollo integral del niño”. 
El juego es un elemento esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje y de maduración del individuo y, por lo tanto, es considerado pedagógicamente como medio y fin en sí mismo del desarrollo humano. Por lo tanto, dejar que el niño juegue y lo haga disfrutando, potenciará sus aptitudes en todas las ramas: lingüísticas, artísticas, intelectuales, motrices, etc.    

El autor Pugmire-Stoy (1996:20) describe el juego como “necesario para el pleno desarrollo del cuerpo, el intelecto y la personalidad del niño al igual que la comida, la vivienda, el vestido, etc. Las actividades infantiles constituyen el trabajo de aprender  a vivir en este mundo y, en consecuencia, la provisión de objetos, espacio, tiempo y compañeros para jugar tiene una importancia primordial”. 

También Minerva, C. (2007: 28) define el juego como “elemento primordial en las estrategias para facilitar el aprendizaje,  considerado como un conjunto de actividades agradables, cortas, divertidas, con reglas que permiten el fortalecimiento de los valores: respeto, tolerancia, responsabilidad, solidaridad, confianza, seguridad, amor,  fomenta el compañerismo para compartir ideas, conocimientos, inquietudes, todos ellos – los valores-  facilitan el esfuerzo para internalizar los conocimientos de  manera significativa. Conocimientos que, aunque inherentes a una o varias áreas favorecen el crecimiento biológico, mental, emocional y social  de los participantes con la única finalidad de propiciarles un desarrollo integral significativo y al docente, hacerle la tarea frente a su compromiso más amena,  eficiente y eficaz”.  

Resumiendo las palabras de Garaigordobil (2005), el juego es ante todo comunicación, es en cierto modo el antecedente de la palabra, la primera manera de nombrar la realidad. Esta autora destaca el papel importante de los juegos lingüísticos, a los cuales se dedican los niños y las niñas con gran placer, ya que son una de las formas básicas de aprendizaje del lenguaje. El niño/a desarrolla esta actividad lúdica con el lenguaje en los monólogos, en diálogos ficticios o reales y explora las posibilidades de su repertorio lingüístico y paralingüístico (tono, ritmo, modulación, etc.). 

Bruner (1986), citado en Garaigordobil (2005:22), enfatiza la importancia de los juegos lingüísticos a irmando que “Lo que le permite a un niño desarrollar todo su poder combinatorio no es el aprendizaje del lenguaje o de la forma de razonar, sino las oportunidades que tenga de jugar con el lenguaje y el pensamiento.” 

Los juegos deben considerarse como una actividad importante  en el aula de clase puesto que aportan una forma diferente de adquirir el aprendizaje. El docente debe mostrar una gran iniciativa e inventar juegos que se acoplen a los intereses, necesidades, expectativas, a la edad y al ritmo de aprendizaje. 

Algunas de las principales funciones del juego educativo, basadas en el conjunto de ideas expuestas por Latorre (2003:15) y Benítez (2009:3) son: 
- El juego produce sensación continua de exploración y descubrimiento. 
- El juego es un factor de permanente activación y estructuración de las relaciones humanas 
- El juego permite una evasión saludable de la realidad cotidiana 
- El juego recupera escenas lúdicas pasadas, junto con el clima de libertad en que ellas transcurrieron. 
- El juego reduce la sensación de gravedad frente a errores y fracasos 
- El juego es placentero, divertido y suscita excitación. 
- El juego implica participación activa. 
- A través del juego el niño y niña se comunica con el mundo, ya que desde que nace es su principal lenguaje.  
- El juego posibilita aprendizajes de fuerte significación como por ejemplo:  

o El desarrollo del habla y el lenguaje: desde el balbuceo hasta contar cuentos o El desarrollo de las habilidades sociales: cooperar, negociar, 
competir, seguir reglas, esperar turnos, etc.  
o  El desarrollo de la inteligencia emocional: Autoestima y compartir 
sentimientos con el otro. 
o Estudio del cuerpo: en cuanto a habilidades y limitaciones  
o El desarrollo de la personalidad: Intereses y preferencias 

Como nos explica acertadamente Latorre (2003) la utilización de los juegos 
como recurso didáctico nos ofrece un conjunto inagotable de posibilidades para 
abordar los diferentes contenidos curriculares. También, apunta que las 
estrategias desarrolladas en torno a actividades lúdicas contribuyen, de manera 
clara, a la formación integral del individuo, puesto que abarcan los  planos 
afectivo, cognitivo, estético, físico, moral y social. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Small Pencil