miércoles, 30 de julio de 2014

EFECTOS PSICOLÓGICOS DE LAS DISLALIAS


En general, entre las edades de 4 a 5 años no son conscientes de su defecto y creen firmemente que hablan bien. Es aproximadamente hacia los 6 - 7 años cuando empiezan a reconocer su problema por dos vías: 

- Experiencia personal del lenguaje 

- Comentarios que suscita su forma de hablar entre las personas que le rodean.  

Cuando el niño en situación escolar presenta este defecto de articulación, supone, por lo general, un hándicap para su integración social en el grupo y para conseguir un rendimiento en proporción a su capacidad, fundamental para la adquisición del lenguaje oral y la lecto-escritura.  
Como señala Pascual (1995), hay una interacción existente entre el lenguaje y la personalidad del niño ya que los trastornos que aparecen en la evolución influirán con frecuencia en el desarrollo de su personalidad y en su socialización. 

En esta misma línea, Alfaro (2001:19) expone que “la influencia negativa que tienen los trastornos del lenguaje sobre la evolución correcta de la personalidad de niño, hace necesario que su reeducación comience a la edad más temprana posible, para evitar así los efectos nocivos de posibles alteraciones de su personalidad.” 

Por lo tanto, es un trastorno que conviene tratar cuanto antes ya que puede provocar baja autoestima, disminución de la confianza en sí mismo y en sus posibilidades de superación, frustración, retraimiento y timidez, retraso escolar y en algunos casos acarrear otros defectos del habla como la tartamudez. En otros casos, la frustración que siente se puede manifestar en forma de agresividad a los que le rodean. 

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